miércoles, 15 de agosto de 2007

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida...
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.


Jorge Luis Borges

sábado, 11 de agosto de 2007

La Vida (según Quino)



"... Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero, para salir de eso de una vez.

Luego vivir en un asilo de ancianos, para que te saquen cuando ya no estés tan viejo para estar ahí.

Entonces empiezas a trabajar durante 40 años, hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.

Luego fiestas, parranda, drogas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo.. hasta que estas listo para entrar a la secundaria.

Después pasas a la primaria y eres un@ niñ@ que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo...

Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga... en un TREMENDO ORGASMO!!!!

Eso si es vida !!!! "

viernes, 10 de agosto de 2007

Tal día como hoy...

Hay veces en nuestra vida en las que creemos tenerlo todo bajo control. En esos días te sientes orgullosa de ti misma y segura de ir pisando fuerte por la vida en la dirección correcta. Claro está, que ese estado nos lo produce el hecho de pasar intermitentemente por situaciones en las que tenemos la sensación de haber perdido las riendas de nuestra vida. Y es que, en los contrastes, se halla el equilibrio que te permite apreciar la felicidad cuando llega.

Pues bien, hoy es uno de esos días en los que mando a freír espárragos la retórica demagógica y la intermitencia que equilibra mi concepto de valorar mi "yo" feliz.

Oficialmente, desde las 10 de la mañana de tal día como hoy, soy un año más vieja, es decir, es mi cumpleaños. Lo que tendría que ser un motivo de alegría, despinta mi juventud al tener que pasarlo en un hospital acompañando a una de las personas que más quiero en esta vida, mi abuelo. Y no es que me moleste estar allí en un día tan señalado, sino la mosca que anda tras mi oreja silbándome que puede que sea el último que celebremos juntos.

No dejo de plantearme la fugacidad de la vida y lo tremendamente fácil que resulta para el ser humano dejar para mañana los pequeños y grandes sueños que consiguen que cada día tenga sentido. Nuestra memoria selectiva actúa sin pedir permiso, y de forma premeditada nos convierte en seres hábilmente ciegos para permitirnos sobrellevar el día a día sin la presión de este pequeño detalle.

La cosa, es que cuando vuelvo en sí, ya es demasiado tarde. Me invade la necesidad de sentir que estoy aprovechando realmente mi vida y que no estoy dejando pasar los días en vano. Entonces me ahogo en mi propia existencia.

¿Debería de ser menos responsable y cometer las locuras que a veces se me pasan por la cabeza?

Lo ideal sería decir que liarte la manta a la cabeza es la mejor opción porque sólo se vive una vez, pero ¿y si sale mal? ¡No quiero utilizar mi vida como moneda de cambio a locuras pasajeras!

Y así transcurre mi día, hasta que me canso y decido no agobiarme y dejar que las cosas vayan surgiendo. Lo que tenga que venir vendrá, pienso. Entonces miro unos enormes ojos azules que descansan en aquel cuerpo acusado de derribo en la 819. Sonrío y pienso que quizás, lo que hace que esta vida sea plena no sea el hecho de vivir aprovechando cada segundo al máximo, sino que en los momentos realmente importantes de tu vida puedas contar con gente que te quiere. Porque de nada sirve una vida llena de emoción y aventura si estamos solos. Tener una mano que acaricie la tuya cuando llegue tu momento de partir y poder decir por última vez, te quiero.


jueves, 2 de agosto de 2007

La alimentación: una cuestión de peso



Durante la Conferencia Internacional de Economistas Agrícolas celebrado en Australia, un estudio de la Universidad de Carolina del Norte sacó a la luz datos estremecedores:

1.000 millones de personas padecen sobrepeso u obesidad en el planeta, mientras que 850 millones sufren desnutrición.

Ésto viene a decir que de los 6.500 millones de habitantes que convivimos en la tierra, uno de cada seis pesa más de lo que debiera. Así, las consecuencias de esta acumulación excesiva de grasa en el cuerpo pueden desembocar en afecciones cardíacas, diabetes de tipo 2, hipertensión arterial, ictus e incluso algunas formas de cáncer, entre otras complicaciones. Sin embargo, no podemos echarle la culpa enteramente a la comida, ya que los especialistas diferencian entre obesidad exógena (provocada por la masiva ingesta de alimentos) y la obesidad endógena (causada por alteraciones metabólicas). Sea por el motivo que sea, un informe de la Comisión Europea concluye que en Europa se destina el 7% del gasto sanitario a tratar la obesidad y las previsiones afirman que, si el problema sigue acrecentándose, habrá serias dificultades para asumir el gasto sanitario.

Según el Ministerio de Sanidad, un 52% de la población adulta española sufre este problema frente a un 40% de niños y jóvenes entre 2 y 20 años. El porcentaje, aunque menor, es sumamente preocupante, ya que cada vez más niños son atendidos por problemas de diabetes o colesterol. Además, se estima que la obesidad causa en España cerca de 30.000 muertes prematuras al año. Por ello, la Organización Mundial de la Salud, califica la obesidad como una "epidemia" y uno de los mayores desafíos de la sanidad pública del siglo XXI y estima, que si no se pone remedio, en el año 2010, habrá 150 millones de adultos y 15 millones de niños obesos.
En el otro lado de la balanza, la ONU estima que más de 2 millones de personas mueren de hambre al día (más que por la malaria, el sida y la tuberculosis juntos).

UNICEF calcula que la desnutrición mata 13 millones de niños al año, es decir 36.000 niños al día. De los cuales 6 millones de niños son menores de 5 años, una cifra equivalente a toda la población infantil menor de cinco años de Japón, o de Francia e Italia juntas, según datos de la FAO.

La ONU estima que el mundo puede producir comida suficiente para alimentar diariamente a 12.000 millones de personas, el doble de la población mundial.

Por ello, en el año 1996, líderes de 186 países participaron en la Cumbre Mundial de la Alimentación en la sede central de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). En ella, se pusieron las bases para alcanzar la seguridad alimentaria mundial bajo el lema: "Alimentos para todos" (
http://www.fao.org/docrep/003/w3613s/w3613s00.htm), cuyo objetivo era reducir el número de personas desnutridas (850 millones) a la mitad para el año 2015. Es decir, llegar a un máximo de 420 millones (que ya es decir), disminuyendo 31 millones cada año. Sin embargo, los hambrientos aumentan cuatro millones al año.

Vivimos en un mundo lleno de contrastes, unos se mueren por culpa del sobrepeso y otros por culpa del hambre. Los porcentajes son de vértigo y parece que no tienen intención de disminuir. Las dos caras de una misma moneda.