lunes, 24 de mayo de 2010

Marcha

El día en que me vaya, el sol seguirá brillando en las mañanas.
Nada habrá cambiado excepto yo,
y en mitad del turbio acontecer me repetiré en el eco de las voces amigas.

No se es nadie sin camino
y borro mis huellas al pasar.

Si me voy, me iré despacio, sin hacer ruido,
casi de puntillas.
Haciendo gala de un delicioso teatro
del que no soy protagonista.

Si me voy, me iré feliz,
sonriendo para mí y para mis tormentos.

Nadie es más fuerte que yo.
Nada es más eterno que mis sueños.

Cuando me vaya, nadie sabrá que dejé a un lado
mis oscuros lamentos.
Nadie sospechará que sigo firme como el junco
a pesar de la adversidad.
Nadie sabrá que me fui.

Sin embargo, estaré lejos de mi campaña,
de mis vicios, mis sombras y mi reloj.

Estaré más en mí.
Seré más auténtica,más yo.
Y sin quererlo, más feliz.

Pues el día que me vaya, no doblarán las campanas.
no habrá lamento ni dolor,
será una bienvenida.
Un comienzo.
Nuevas oportunidades de equivocarse,
de sentirse viva.
De ser imperfecta
y no pedir perdón por ello.

El día en que me vaya, el sol seguirá brillando en las mañanas.
Nada habrá cambiado excepto yo...

Entretiempos

Hace mucho que no escribo, no sé si quizás tengo poco que decir o es que el tiempo agota mi mente. A veces intento ponerme delante del ordenador a esgrimir alguna idea que me ronda, pero todo intento se queda en éso, un mero intento.
Aún llevo la vieja libreta donde apunto reflexiones fugaces que surgen en medio de un paseo, en medio de una aburrida clase, o simplemente mirando a través de una ventana.
Aún la llevo, pero sólo la saco a pasear. Es un lugar de encuentro conmigo misma cuando necesito un punto y aparte. Sé que siempre está ahí cuando la necesite y que el tiempo volverá a reconducirme en el camino de los versos.
Fíjate, sin quererlo vuelvo a escribir.
Ya estoy en casa...